sábado, 22 de marzo de 2008

Quinta das Laranjerias

El jardín huele a naranjas y los caracoles hacen carreras entre las calas.

-Bom dia -la vecina ha cerrado la verja de su jardín y se aleja en bicicleta.

El tiempo se ha parado en Murtosa. Las señoras mayores llevan el cabello canoso recogido bajo un pañuelo de color oscuro. Protegen las pantorrillas del frío con medias de cristal que les oprimen la carne hasta dejarles una marca en la piel. La vecina se aleja pedaleando en la bicicleta de grandes ruedas con sus zapatillas de tela y suela de cartón.

-Bom dia -me despedí de ella con la mano.

El tiempo se ha parado en Murtosa. El jardín huele a campo. Salgo de la casa en el mismo momento que las cinco iglesias forradas de azulejos doblan las campanas y rompen los gritos de las gaviotas. El tiempo se ha parado y los pescadores hace tiempo que se marcharon en sus barcas a pescar.

Paseo con la bicicleta, y escucho en el MP3 la voz envolvente de Mariza. Pedaleo hacia al puerto Cais do Bico, donde las mujeres fruncen las redes rotas sentadas en el suelo con las piernas abiertas. Un tractor me adelanta por la izquierda. A lo lejos dos hombres con sombrero y camiseta de tirantes pintan una barca. Sigo pedaleando. El cemento de la carretera se transforma en adoquines irregulares y el sillín se me clava entre las piernas. Paso por delante del barco pirata, un barco de madera varado en el puerto, con el mástil carcomido por la sal y el viento. Tiene un gran roto en la bodega por donde cabría la cabeza de una ballena. Las ruedas de mi bicicleta traquetean al pasar de los adoquines a las piedras pequeñajas del camino.

El viento sopla fuerte, inclino mi cuerpo hacia delante para romper la pared de aire. Sigo pedaleando hasta llegar a la arena donde se junta con la ría. Allí abandono la bicicleta. Dentro de un coche una pareja contempla el bello horizonte. Es muy común en Portugal ver a través del cristal del coche. Me siento en una piedra y miro la lengua de mar que se mezcla con el río. Una motora a lo lejos recorre la ría y un moliceiro se adentra en mar abierto. Respiro, el aire tiene sabor a espuma de sal. Me abrocho el abrigo, el viento me enfría el cuello.

El tiempo se detuvo en Portugal.

14 comentarios:

Fontana dijo...

Tan lejos que me queda Portugal
y tú me lo acercas. Gracias, muchas gracias.
Y me pongo a escuchar fados.

Diego Flannery dijo...

Para que se lo regales a la vecina de las medias cristal...

Numa casa portuguesa fica bem
pão e vinho sobre a mesa.
Quando à porta humildemente bate alguém,
senta-se à mesa co'a gente.
Fica bem essa fraqueza, fica bem,
que o povo nunca a desmente.
A alegria da pobreza
está nesta grande riqueza
de dar, e ficar contente.

Abrazos Diego

Beatriz Montero dijo...

Fontana: que bonitos son los fados.
Diego: gracias por los versos en portugues. De quien son?

Besos a repartir

Que complicado esto de escribir en telado sin acentos ni enes y con teclas cambiadas.

Anónimo dijo...

dan ganas de irse contigo a Portugal y vivir la situación que describes. Besos.

Anónimo dijo...

En la hermosísima canción de Serrat "Juan y José" se narra que esos dos amigos se separan: uno viaja a América y el otro queda en España. A pesar de la distancia y los años que transcurrieron, siempre mantuvieron correspondencia, y el que partió siempre se encargó de recrearle al otro todas sus aventuras. Cuando éste por fin regresa a España, aquél le recibe y al final le dice: "...y gracias, Pepe, por llevarme a pasear".

Todo esto para decirte, por esta nota y todos tus escritos:
Gracias, Bea, por llevarme a pasear.

Diego Flannery dijo...

Te dejo la letra completa de el fado " Uma casa portuguesa "

Uma casa Portuguesa.

Música: V. M. Sequeira; Artur Fonseca
Letra: Reinaldo Ferreira


Numa casa portuguesa fica bem
pão e vinho sobre a mesa.
Quando à porta humildemente bate alguém,
senta-se à mesa co'a gente.
Fica bem essa fraqueza, fica bem,
que o povo nunca a desmente.
A alegria da pobreza
está nesta grande riqueza
de dar, e ficar contente.

Quatro paredes caiadas,
um cheirinho á alecrim,
um cacho de uvas doiradas,
duas rosas num jardim,
um São José de azulejo
sob um sol de primavera,
uma promessa de beijos
dois braços à minha espera...
É uma casa portuguesa, com certeza!
É, com certeza, uma casa portuguesa!

No conforto pobrezinho do meu lar,
há fartura de carinho.
A cortina da janela e o luar,
mais o sol que gosta dela...
Basta pouco, poucochinho p'ra alegrar
uma existência singela...
É só amor, pão e vinho
e um caldo verde, verdinho
a fumegar na tigela.

Quatro paredes caiadas,
um cheirinho á alecrim,
um cacho de uvas doiradas,
duas rosas num jardim,
um São José de azulejo
sob um sol de primavera,
uma promessa de beijos
dois braços à minha espera...
É uma casa portuguesa, com certeza!
É, com certeza, uma casa portuguesa!


Abrazos a la distancia...Diego

Anónimo dijo...

Estamos de acuerdo. El alma no existe. Somos sólo este cuerpo. Y lo que percibimos. Y lo que recordamos que hemos percibido. Y lo que hemos olvidado pero nos ha dejado un surco hondo como el que deja un arado.

Pero a veces, sólo a veces, nos parece entrever algo más profundo, más aromático, más enigmático y etéreo. Y creemos descubrir entre la niebla que hay otros mundos que no están éste. Es un sueño, sí. Pero que delicia de sueño.

Esta tarde y esta noche, por tres veces, he soñado que existía el alma: oyendo una y otra y otra y otra vez durante muchas horas el Mesías de Haendel; luego hojeando ‘Otoños y otras luces’ de Ángel González’. Pero ahí era fácil encontrarlo. Son lugares seguros dónde buscar el espejismo del alma. Pero el último lugar dónde me lo he tropezado ha sido una sorpresa: estaba ahí, insospechadamente agazapado en un rincón con olor a naranjas y bicicletas, pedaleando entre mujeres que cosen redes sentadas en el suelo con las piernas abiertas, con todo el olor a mar, a fado y a ensueño. Vale no es verdad. El alma no existe y el anhelo que siento que me inunda el pecho es pura entelequia. Pero que delicia.

Gracias Bea.
Basilio

Mi vida en 20 kg. dijo...

Que lindo relato, que agradable leerlo, me llevo lejos, me saco de este ruido y calor infernal..gracias

Anónimo dijo...

Qué bonito, Bea.

Nada, definitivamente os tenemos que hacer una visita a Portugal, hay cosas que no hay que dejar.

Del fado de "Uma casa portuguesa" hay una versión preciosa de Amalia Rodrigues. Mi padre la ponía constantemente cuando yo era pequeño (él es extremeño -pacense, en concreto- pero él renegaba y afirmaba que verdaderamente era portugués. Ahora, no sé si es la edad, ya no lo hace tanto) Ese fado y la botellita de Oporto no faltaba nunca en mi casa de pequeño. Ay, que tiempos.

Álvaro

Paco dijo...

muy buena foto... y a mi también me gustaria se parara el tiempo.

saludos

Anónimo dijo...

Hola, Bea:
Enhorabuena por tu reportaje en el Cosmopolita. A m� la foto me encantan porque parece lo que, en realidad, eres: una contadora de cuentos fant�stica. Enhorabuena tambi�n por este texto, es precioso, aunque, en mi caso, no has conseguido que me entren ganas de ir a Portugal. Sin embargo, de lo que s� me han entrado ganas es de cruzar la v�as de tren en Atocha.
Besitos. Mila

Beatriz Montero dijo...

Fernando: es una delicia estar aquí. Funciona como terapia.

Anónimo: gracias por la comparación con la canción de Serrat, es todo un lujazo. Me ha traído recuerdos de amigos que tengo perdidos por el planeta.

Diego: gracias por la letra completa. Es un fado precioso.

Basilio: pero qué bonito que escribes. ¿Estás seguro que no quieres escribir? Gracias por el comentario siempre es una delicia leerte. Muchos besos.

Paco: etaría bien que se detuviera durante un tiempo muuuy largo. Unas fotos muy bonitas las últimas que has colgado.

Mi vida: ay, qué envidia hablando de calorcito. No me importaría sudar un poquito.

Álvaro: a ver si nos hacemos ese viajecito de una vez por todas que parece que la cosa se está alargando mucho.

Mila: no te tires a las vías. Por tu madre, no te tires. Y anímate a viajar a Portugal con ALvarito.

Muchos besos para todos.

Sin Paliativos dijo...

Portugal es la templanza. Estuvimos hace un par de años y fue un viaje fantástico.

Saludos

Beatriz Montero dijo...

Sin Paliativos: estamos de acuerdo. Portugal es también muy bonito.