viernes, 29 de febrero de 2008

La visión impura

-Dime una cosa, ¿esto es arte o tomadura de pelo? -Juana no dejaba de mirar desde todos los ángulos la vitrina con una lata de atún oxidada dentro.

María Bella se rió cuando se lo conté, y entre tazas de té me enseñó, en el salón de la casa que compartíamos, su nuevo proyecto: Mientrastanto. María era la comisaria de la exposición y tardó un año largo en terminar de organizar todo. Un día, en mitad de la locura me dijo:
-Necesito una actriz ¿tú no querrás participar en la instalación de Blake and Gray?
Me eché a temblar, la propuesta podría ser desde estar momificada durante diez horas en una sala fría de museo, hasta colgarme con arneses de una estructura de hierro bajo el titulo: figura rotulada.
-Y exactamente, ¿qué tengo que hacer?
Me contó que Juan Linares y Alex Bowen, que formaban el grupo Blake and Gray, querían contratar a ocho personas durante ocho horas, para pasear por el parque, sentarse en un banco, charlar en un chiringuito o pasar las horas en una barca. Yo haría las entrevistas y selección de los participantes. Todo esto se grabaría y formaría parte de la exposición "Ocho horas"en el Centro Cultural Conde Duque. Acepté. Me gustó esa idea de pagar por disfrutar el tiempo libre. Debería estar contemplado por ley en los contratos laborales.
El día de la inauguración de la exposición “Mientrastanto”, Phil Coy se abrió la bragueta delante de todos los asistentes y a ritmo de trompeta sacó de los calzones una bandera negra con la inscripción "Mine" (Mío) y la izó en el patio central del Conde Duque. Como acto de expresar la resistencia a las redes corporativas que absorben al ciudadano.

-Ya, ya ¿pero esto es arte? -me preguntó Juana delante de un cuadro con unos calzoncillos sucios clavados.
Delante de ese cuadro no me atreví a confesarle que el arte actual me gusta. Me invita a reflexionar, como si fuera un acto social reivindicativo. Siento una explosión de sentimientos, incluida la repulsión como cuando vi un bote lleno de mierda. Y otras simplemente me gusta la forma del objeto, la estética, sin necesidad de darle más profundidad al tema. El arte en sí es un diálogo con el espectador. Es una relación de estímulo y respuesta, como en el teatro.
-A ti te parece normal que esta basura, desparramada por el suelo, sea arte.
Estábamos en una sala del Museo Reina Sofía donde la instalación era restos de basura dispersos por la habitación: tetrabrik de leche, latas, hojas de periódico con manchas de grasa, envases de yogurt, un plato con restos de macarrones con tomate, cáscaras de naranja.
-O sea que cada día tiro un pedacito de arte al cubo de la basura- me dice Juana.
-Algo así -le respondo y nos reímos.

martes, 26 de febrero de 2008

Desde el balcón

Desde el balcón, con los prismáticos,
veo un edificio con sábanas blancas.

Desde el balcón, con los prismáticos,
veo una mujer en bata y,
un edificio con sábanas blancas.

Desde el balcón, con los prismáticos,
veo un niño entre barrotes,
una mujer con bata y,
un edificio con sábanas blancas.


Desde el balcón, con los prismáticos,
veo un anciano sentado,
un niño agarrado a los barrotes ,
una mujer con bata y,
un edificio con sábanas blancas.

Desde el balcón, con los prismáticos,
veo aparecer la luna,
a la que mira el anciano,
que mece en sus piernas al niño,
que se agarra a los barrotes,
para mirar a la mujer en bata
que tiende en el edificio sábanas blancas.
Foto del edificio de balcones de Jose "el cocinero "

sábado, 23 de febrero de 2008

Dos chicas dentro del baño

Acto primero, escena primera.

(Interior. Lavabo de una discoteca. Dos chicas conversan. Una está sentada sobre la encimera de mármol del lavabo. La otra se está pintando frente al espejo).
Marta: Raúl trajo ayer una crema anti-celulítica a casa.
Bea: ¿Quién, Raúl?
Marta: El mismo. Estaba en el salón cuando sentí el ruido de la llave en la cerradura. Pensé que eras tú y bajé el volumen de la televisión. No encendió la luz. Pero en seguida reconocí los pasos de Raúl caminando de puntillas. Me levanté y le pillé en el pasillo de camino a la cocina.
(Bea se perfila el labio frente al espejo mientras habla).
Bea: Qué susto se llevaría, ¿no?
Marta: El susto fue mío que creí que iba a estar sola hasta las doce.
Bea: No te rayes, pero verte con esas pinzas plateadas en la cabeza y el pijama de patos es para echar a correr y no parar.
(Marta se ríe)
Marta: Lo cierto, es que del susto, se le cayó la bolsa de la farmacia al suelo. Y al agacharme para ayudarle a recogerlo me encontré con la crema anti-celulítica.
Bea: No me puedo creer que Raúl se compre algo así. Si es alérgico a las cremas. Antes que tocarlas se amputa los dedos.
Marta: Me confesó que se lo había recetado el médico.
(Bea aparta la bolsa de maquillaje a un lado)
Bea: ¿Él médico? ¿A Raúl? Pero si este chico es pura fibra, un cañón. ¿Me vacilas?
(Marta baja el volumen de la voz)
Marta: Se lo recetó el urólogo.
Bea: ¿El urólogo? No será que Raúl quiere algo.
Marta: Que no. Que va en serio. Se puso a llorar y me abrazó. Dice que se tiene que poner la crema anti-celulítica dos veces al día con un masaje. Ahí. Ya me entiendes.
Bea: ¡Ahí!.
Marta: Ya ves, ni los chicos se libran de ella.
Bea: Cómo se puede tener celulitis en el paquete. Esto es el colmo.
(Salen del baño).

jueves, 21 de febrero de 2008

Experiencias de cuentacuentos II

Acabo de recibir un mail de Fer, Fernando, la otra mitad de Trapisondos cuentacuentos. Me comenta que anda enfangado en las oposiciones sin saber si merecerá la pena el esfuerzo. Y es que prepararse oposiciones es un aburrimiento infernal, pero también sé que será tan buen profesor como narrador. Fernando es uno de los mejores narradores que conozco. Y no lo digo solo por amiguismo, que también, sino porque es muy imaginativo y le he visto encandilar a todo tipo de público. Si yo retrocediera en el tiempo al instituto, sin duda, me encantaría tener por profe a Fernando.
En el mail también me dice que siga contando anécdotas de los cuentacuentos. Y según termino de leer el mail me acuerdo de una anécdota que nos ocurrió.
Era la semana del libro, marzo de 2005. Fer y yo fuimos a contar cuentos al colegio público Ntra. Sra. de Navahonda en Robledo de Chavela (Madrid). Los alumnos de quinto y sexto curso se sentaron en la alfombra de la biblioteca del colegio dispuestos a escuchar nuestros cuentos. Fer empezó con un cuento popular ruso:
Esta es la historia de Iván Ivanovich. Iván era un muchacho muy, pero que muy tonto. Un día, Iván Ivanovich intentaba dormir bajo la copa de un árbol cuando una mosca empezó a revolotear sobre su cabeza.

Fer pidió un voluntario entre los niños. Todos levantaron las manos, pero Issac que estaba en la primera fila levantó los dos brazos: Yo,yo,yo. Fernando sacó a Issac y le dió instrucciones:

- Te vas a poner aquí, junto a Bea. Y vas a ser Iván Ivanovich.
- ¡Bien, bien!- salta el niño.
- Y yo voy a hacer de mosca y me voy a poner debajo de tus manos. Cuando empiece a hacer el zumbido de la mosca tú tienes que hacer como si la atraparas. Para ello das una palmada con las manos. Así. -Fer da una palmada sonora a modo de ejemplo- ¿Es fácil, verdad?
-Si, si -responde Issac emocionado.

Fer se puso de cuclillas debajo de las manos abiertas de Issac, que se tomó muy en serio el papel de Iván Ivanovich. Fernando continuó la narración:
Iván Ivanovich empezó a escuchar el zumbido de la mosca: bzzz,bzzz,bzzz. Abrió un ojo y ….
Issac, muy serio, abrió el ojo derecho y el izquierdo lo dejó cerrado. En una especie de guiño forzado. Fernando siguió con el cuento:
Iván Ivanovich siguió el movimiento de la mosca y cuando la tuvo delante de sus ojos, separó los manos. Y dando una palmada, la atrapó.

Cuando Issac escuchó que Iván Ivanovich atrapaba a la mosca, abrió todo lo que pudo las manos y las cerró con tal fuerza contra las orejas de Fernando, que éste cayó al suelo de la torta que le propinó el crio.

Fer: Oye chaval, tú no sabes lo que es dar una palmada al aire.
Issac: ¿No lo he hecho bien? ¿No tenía que atrapar a la mosca?

El niño me miró preocupado, no entendía nada. Yo estaba con tal hipo de risa que no pude ni responder, ni ayudar a Fernando a levantarse. Fernando se acarició las orejas.
Fer: Mira chico, nadie te ha enseñado lo que es teatro, te-a-tro, ficción.
Issac insistió: ¿no tenía que atrapar la mosca?
Según lo ensayado yo tenía que continuar la narración del cuento, pero con la risa no podía ni hablar. Las lágrimas me resbalaban por las mejillas y me escondí tras la estantería. Fernando tuvo que continuar solo la narración.
Al final de la actuación me enseña las orejas atomatadas:
- ¿Pero tú has visto la leche que me ha dado el crío ese? Hay que joderse.

domingo, 17 de febrero de 2008

Escalera de caracol


Le gustaba esconderse bajo la escalera de caracol y ver las bragas blancas de algodón de Natalia. Bragas con estrellitas, bragas con flores. Los hombros de él fueron ensanchando bajo el hueco de la escalera. Con el tiempo, Natalia sustituyó las bragas de algodón por unas de seda. Él siguió expiándola a pesar de que el hueco de la escalera ya no ocultaba sus piernas. Y las bragas de Natalia fueron cada vez más y más pequeñas hasta difuminarse en una fina línea mientras subía, subía la escalera de caracol.

sábado, 16 de febrero de 2008

Preparando viaje

Estaba pensando en hacer un super viaje, porque yo lo valgo. Emi diría: vámonos en el Transiberiano. A él eso de las traviesas de tren, clavos oxidados y locomotoras le vuelven loco. Alma que a una playita con marcha y sin viejos. Jaime y Ana recomendarían su viaje de diez días chupando autobús por EEUU y Canadá. Basilio y Peancha, un lugar donde no haya llegado la luz eléctrica. Susana, hacer rafting, hidrospeed, descenso de barrancos, canoa, kayak y escalada. Lucía me diría: tía, túmbate bajo un cocotero y que unos negros te toquen las marimbas. Mila y Álvaro insistirían en la India, aunque no han estado allí. Isma que ya lo ha visitado dos veces no pararía de decir. la India, tía, es flipante. Alicia: no seás boluda, vení a Santa Fe. Y Enrique: Uff, ¡viajar! Qué pereza. No, no, quita, quita. Yo quiero tocarme la barriguita.

Y ahí estaba, con el hemisferio derecho del cerebro pensando en el viaje y el izquierdo en el trabajo, cuando descubro navegando estos pedazos de librerías que os muestro a continuación. Y después de verlas, se me ilumina el riego sanguíneo: tengo que volver a Oporto.
Librerías espectaculares:
1) Boekhandel Selexyz Dominicanen, en Maastricht.

Es una antigua iglesia que se ha convertido en un templo de libros. Puedes llegar hasta allí montado en bici, y aparcarla dentro de la librería.

2) El Ateneo en Buenos Aires.
Un antiguo teatro convertido en librería. Se encuentra en la Avenida Santa Fe en el Barrio Norte. Además te sirven un cafelito y para los más golosos bizcochos con dulce de leche.

3) Livraria Lello en Porto, Portugal.

Esta librería abrió sus puertas en 1881. Los libros se esconden entre columnas de madera. Al fondo una escalera te lleva hasta el cielo. En el segundo piso te puedes tomar un descanso, un café y admirar las exposiciones de arte que tengan. En Portugal el café es algo cargado, pero aquí sabe de otra manera. El precio de los libros, es igual que en otras librerías.
Porto, Oporto en español, está muy cerquita de aquí. Un billete de avión Madrid-Porto te puede salir por 50€ ida y vuelta con tasas incluidas.
La librería está en Rua das Carmelitas (al lado de la Torre de los Clérigos) 1444050-161 Oporto.

4) Secret Headquarters comic bookstore, en Los Angeles.
Es una librería especializada en comics. Una joyita. Se encuentra en 3817 W. sunset Boulevard, los Angeles, California 90026.

5) El Pendulo, en México.
Esta Cafebrería nació en 1992. La librería alberga también un centro artístico y un restaurante donde tomar frijoles y guacamole entre libros. Si entras en su página web podrás ver más fotos de esta moderna cafebrería.

6) Hatchards en Londres.
Es la librería más antigua de Londres. Fundada en 1797 se encuentra en 187 Picadilly. Tiene, ni más ni menos, que seis pisos unidos por una escalera central de caracol. Aquí puedes encontrar cualquier tipo de libro. Entre sus clientes figuraron: Disraeli, Oscar Wilde o Lord Byron.

En el periódico The Guardian puedes ver una selección que hicieron de las diez mejores librerías del mundo.

Experiencias de un cuentacuentos

Hoy me preguntaban en la revista Cosmopolitan (atención, van a sacarme en el número de abril) por anécdotas como cuentacuentos. Les decía que anécdotas tengo muchas. Recuerdo la primera vez que conté en la escuela infantil del colegio Isabel la Católica, en Madrid, donde daba clase la super profe Alma, my sister. Me pidió que fuera a contar cuentos a los peques de 2 y 3 años. Les conté un cuento en el que teníamos que atravesar una selva, un río, despistar a un león y bajar una montaña. En ese momento les pedí que se protegieran la cabeza. Una avalancha de piedras venía rodando desde la cima de la montaña. Todos se cubrieron la cabeza menos Tomás, un niño de dos años que con los brazos en jarra me dijo: eso no se llama piedras, se llama meteoritos.
Esta tarde, estaba contando en Mejorada del Campo, un pueblo de Madrid. Ése que tiene una catedral en construcción, la que está haciendo Justo Gallego con sus manos y materiales de desecho. En la biblioteca de Mejorada se han reunido setenta niños y cincuenta padres para escuchar mis cuentos. Cinco adultos, con la excusa de estar junto a sus hijos, daban codazos para defender su sitio en la alfombra. Esther, la pobre bibliotecaria, andaba sofocada e intentaba poner orden. Al final, todo ha salido bien, nos lo hemos pasado teta, y ha hecho un calor de mil demonios.

Al terminar, Sara se acerca, me tira del pantalón y me pregunta:
--¿Te puedes agachar?
--Claro --le digo.
Me agacho y pongo mi cabeza a la altura de la suya. Imagino que la niña como otros niños me quiere dar un beso, esa bonita forma que tienen los niños de decirte sin palabras que les ha gustado mucho. Pero en lugar de eso, Sara me tira con fuerza del pelo y me pregunta aún dudando:
--¿El pelo es de verdad?
Detrás de Sara está Juanjo, que levanta cuatro dedos que son los años que tiene.
--Me ha gustado mucho --y me estampa un beso con mocos--, pero no tenías que haber cantado la canción del elefante.
--¿Y eso? --le pregunto.
--No era la hora de irse a dormir, por eso he cerrado solo un ojo.
¡Ay, cómo son de geniales!

miércoles, 13 de febrero de 2008

Alzheimer

Todavía se estaba secando, cuando un enmascarado abrió de golpe la puerta de la habitación. La enfermera lanzó un grito. La bandeja metálica cayó al suelo y los medicamentos rodaron bajo la cama. El anciano Mateo, con la toalla enrollada al cuerpo, salió del baño.
-Usted siéntese en la butaca -el enmascarado amenazó con la pistola a la enfermera.
-Y usted -apuntó esta vez a Mateo- vístase.

El anciano abrió el armario. Con mano temblorosa descolgó un pantalón de pana y la camisa a cuadros grises y blancos.
Fuera, en los pasillos de la residencia, se oyeron ruidos confusos, puertas que se abrían y se cerraban, pasos acelerados. Un segundo enmascarado, mucho más alto y musculoso que el anterior, irrumpió en la habitación sin decir palabra. No traía pistola, pero sí unos guantes blancos de cirujano. Se acercó a la enfermera. Y tras atarle, con gasa estéril, las manos a la espalda, la sacó de allí.

El anciano Mateo se sentó al borde de la cama. Intentó reorganizar la mente. Esa voz le era familiar pero no lograba asociarla a ninguna cara, ni a un lugar. El enmascarado señaló con la pistola un marco de fotografía que había en la mesilla de noche.
-¿y esta mujer?

La foto era antigua, en blanco y negro. Una joven sonriente saludaba desde el marco de una ventana. El anciano Mateo miró la foto y se rascó la cabeza.

-¿La conozco?
-Me toma el pelo. ¿Duerme junto a la foto de una desconocida?
Volvió a mirar la cara de la misteriosa mujer.
-No la recuerdo. Pero oiga, ¿usted qué quiere? Si es la foto, se la puede llevar.
-Y el dinero, ¿dónde lo guarda?
El enmascarado abrió el primer cajón de la mesilla y rebuscó en él. Sacó un fajo de cartas envejecidas. Las tiró sobre la colcha de la cama, junto al anciano Mateo.
-¿son suyas?
-No sé -Mateo agarró una de las cartas
-Mire, no tengo todo el día. Así que le agradecería que me contestara alguna de las preguntas.
La pistola bailaba entre las manos del enmascarado, unas veces apuntaba al techo, otras al suelo, y otras, a la pierna de Mateo.

-Rosa Maldonado -leyó el enmascarado- ¿la mujer de la foto?

Mateo apretó los labios. Intentó recordar. Lo intentó. Pero su anciana cabeza estaba más pendiente de seguir el cañón de la pistola que en averiguar quién era esa tal Rosa.

-Y el dinero, ¿se puede saber dónde está?
Abrió cajones, alborotó el armario y palpó bajo el colchón. Mateo permaneció sentado y en silencio. Dándole vueltas a esa voz tan familiar. La había oído antes. Pero cuándo, cuándo.

El intruso terminó por abandonar la habitación tal y como había entrado. Se quitó el pasamontañas y se encontró de cara con el hijo del anciano Mateo.
-Cómo ha ido la nueva terapia, Doctor.
-Mal, sigue igual. Mañana, probaré a disfrazarme de obispo. A ver si con la confesión logramos que recupere algo de memoria.

domingo, 10 de febrero de 2008

Bellezas

PIES DE LOTO. (China)

En china a lo largo de dos mil años los hombres suspiraban por besar los pies diminutos de sus mujeres, que eran considerados la parte femenina más erótica. Los pies eran aprisionados en cintas de seda y metidos en zapatos de loto.
Antes de que el pie superara los 7 cm, entre los 4 y los 6 años de edad de las niñas, las madres cortaban las uñas de los pies de sus pequeñas, hasta llegar al límite con la carne. Bañaban los pies en agua de hierbas, quitaban las pieles muertas, los limaban y aprisionaban los suaves pies en vendas durante dos años. Las niñas sufrían, durante ese tiempo, grandes dolores. Las infecciones eran constantes y las sanaban bañando el pie sin venda en agua con sangre y volvían a vendar.
Al cabo de esos dos años se paraba el crecimiento del pie que no llegaba a alcanzar más de 10 cm y también morían los nervios del pie, y con ellos los dolores. Y aprovechando el no-dolor, las madres rompían los cuatros dedos pequeños de cada pie y los aprisionaban contra el talón. Volvían a vendar fuertemente los pies hasta conseguir esta forma.


La mujer nunca mostraba sus pies sin los zapatos. Lo oculto fomentaba la imaginación del hombre y los zapatos de ricos bordados eran sinónimo de feminidad y altamente eróticos. Cuanto más pequeño era el tamaño del pie, más bella era considerada la mujer.
El pie perfecto debía estar perfumado y ser: pequeño, puntiagudo, delgado y arqueado. A los chinos les era muy seductor el caminar lento de la mujer con pies de loto.
La práctica de vendar los pies quedó prohibida tras la caída del último emperador chino de la dinastía manchú, a principios del S. XX. Hoy en día, solo queda una veintena de ancianas de unos 80 años con pies de loto en una aislada villa costera del Pueblo Tailu de la ciudad Fuzhou, China.



CUELLO JIRAFA. (Myanmar- antigua Birmania)

Las mujeres con cuello de jirafa se sienten orgullosas de sus costumbres y de pertenecer a la étnia Kayan. Al contrario de la belleza china, aquí cuanto más largo sea el cuello, y más aros se tenga en él, más rica es la mujer. Los aros son auténticas joyas. El record está en 27 aros, unos 9 kilos de peso. Nunca se lo quitan ni para lavarse, ni para dormir. Se rascan el cuello con una aguja de metal que meten entre los aros.
Sobre el origen hay varias leyendas: unos dicen que el inicio de los aros en el cuello era para protegerse de los ataques de los tigres. Éstos siempre se lanzan al cuello de sus victimas. Y la otra, es que se pusieron los collares para evitar ser esclavizadas por asaltantes birmanos, ya que el peso de los collares les impedía hacer tareas pesadas.

PLATO LABIAL. (Etiopía, etnia Mursi)

En un principio el plato labial era una práctica muy extendida en otras tribus africanas. Ahora solo existe en Etiopía, y es utilizado por mujeres. En la adolescencia se les corta el labio inferior y se les coloca alrededor del labio partido un aro, que irá cambiando de tamaño según van creciendo y que llegará a tener una buena medida. A veces extraen algún diente para poder aumentar el plato labial. Cuánto más grande sea el plato, mayor será su estatus y poder dentro de la tribu. A diferencia de las mujeres jirafas, las mujeres Mursi sí se quitan, de vez en cuando, el plato labial. Aunque siempre lo llevan puesto cuando están delante de un hombre o de alguien a quien quieren conquistar o impresionar.


Puedes conseguir uno por 85€. Aquí está el enlace para comprarlo vía on line. ¡¡Te lo envían desde Alicante!!.
http://www.todocoleccion.net/plato-labial-etnico-liso-etiopia-africa~x7298938

jueves, 7 de febrero de 2008

Feliz Año, Ratita

De pequeña solo conocía una fiesta de fin de año: la de las campanadas comiendo uvas. Luego conocí la fiesta de año nuevo árabe. La embajada libanesa, alquiló parte de un restaurante árabe, donde coincidió que estaba cenando. Nos invitaron a pastelitos de pistacho y miel. Me atiborré.

Tiempo después celebré el Año Nuevo Chino en la plaza de Lavapiés entre dragones y cohetes. Pusieron una gigantesca pantalla digital en medio de la plaza de Cabestreros, conectada a la televisión de Pekín, para seguir en directo la celebración del Año Nuevo Chino. Allí estaba el embajador chino: Qiu Xiaoq con micrófono en mano hablando en chino y en un español sin erres ni eñes.
El origen de la Fiesta del Año Nuevo Chino, se remonta a la antigüedad. Una de las leyendas más famosas es la de Nien, en la que se relata que una bestia muy feroz y cruel, se comía a las personas en la víspera del Año Nuevo. Para evitarlo la gente empezó a pegar coplas en papel rojo en las puertas de las casas. Y como la bestia tenía miedo del fuego, y de los fuertes ruidos. Los chinos encendían farolillos rojos, y lanzaban petardos durante toda la noche para ahuyentar al monstruo.

Hoy el barrio de Lavapiés, el barrio “chino” de Madrid, vuelve a estar de fiesta. Este barrio poco tiene que ver con ese Lavapiés gris que recuerdo de pequeña. Un barrio de pisos pequeños y baños comunitarios. Donde vivían o más bien sobrevivían ancianos. Luego se animó con la llegada de parejas jóvenes que buscaban un alquiler barato en el centro de Madrid. Antes del boom de la inmigración, solo conocía dos personas negras: mi compañera de instituto Olga y el amigo de mi hermano, Raúl. De a poquito el barrio se fue llenando de inmigrantes: dominicanos, árabes, senegaleses, chinos, indios. Y con ellos fue desapareciendo el mundo grisáceo de Lavapiés. Mi peluquería empezó a ser “Miss”, regentado por dominicanas que me depilaban entre música de salsa y telenovelas colombianas a todo volumen. Después de la depilación, con las piernas a rojo vivo, me echaban colonia. Pa cerrar los poros, mi amor- me decían. Los amigos nos reuníamos en las teterías árabes, donde siempre caía un pastelito de miel. Y un sábado si y otro también cenábamos tikka masala, rollito de primavera, kebab o pulpo a la gallega.

Pero este año, por segundo año consecutivo no se ha celebrado el desfile del Año Nuevo Chino en Lavapiés. La razón no está muy clara, unos hablan de desacuerdos entre las asociaciones de comerciantes y de vecinos y otros culpan al Ayuntamiento. Total, que el dragón rojo anda suspirando por ver la luz el año que viene.
Feliz 4706, ratita.

martes, 5 de febrero de 2008

Striptease

De camino a casa iba escuchando la radio en el coche. En realidad, quien lo escuchaba era Enrique. Yo iba conduciendo con el out puesto en la oreja, hasta que sube el volumen de la radio.
-¿has escuchado eso?- me pregunta
- el qué- le digo
- lo del striptease en los funerales- dice entre risas.

Presto atención al programa, pero no hablan más del tema. Así que al llegar a casa me meto en el mágico google, que todo lo encuentra, y averiguo por la BBC News que la noticia es cierta. En china contratan strippers en los funerales, como gancho para atraer a mucha gente al entierro. Cuanta más gente vaya a un funeral más honrado estará el muerto. Si la familia del difunto es acaudalada contratará a dos o más strippers. El funeral con striptease se hace en sitios cerrados o de noche. Y en la ceremonia se encuentran todos revueltos: niños, mujeres, hombres, ancianos. Junto al féretro se van desnudando entre cantos y bailes. Alucinante.

La Televisión Central de China (CCTV) sacó un programa sobre esta noticia. En él se habla del caso de un funeral en una aldea de la provincia de Jiangsu, al este de China. El gobierno chino quiere eliminar esta práctica y da recompensas de 300 yuanes (unos 30€) a quien informe de la realización de un striptease en un funeral.

Aquí está el documental de la Televisión China. Si no sabes chino, tendrás que hacer un acto de fe para entenderlo.


Pero ahí no queda la cosa, que me entero también que sin salir de España por unos módicos 6000€ te pueden transforman las cenizas del muerto en un diamante. Diamante, que luego podrás lucir en el cuello o en un anillo. Así, en la fiesta de navidad podrás lucir el escote con las cenizas de la tía Teodora.

viernes, 1 de febrero de 2008

Ajiaco colombiano

Me he levantado con el aspecto de un pollo ensopado. Toda revuelta. Con una gripe por chepa que viene tocando los bombos con unas garrapatas que te chupan la energía: el decaimiento, la nostalgia, la desgana por comer, los mocos, el no sé qué me pasa, mejor en la camita. ¡Un chute de besos, por favor!
Desde Colombia, Walter Díaz Ovalle, otro contador de historias, envía un mail con el asunto: Por ser libres. El próximo lunes 4 de febrero se harán manifestaciones culturales en las plazas de Colombia y de todo el mundo. Al parecer no se trata de una marcha para hablar de los grupos que secuestran, ni a favor o en contra del gobierno. Sino una movida de los ciudadanos, a favor de los derechos humanos.

Y tras leer el mail y con la ayuda de la garrapata tristeza me da por pensar en la guerrilla colombiana que es casi una sesentona. Y como decía Cata, una compañera colombiana de teatro: es una vieja gruñona. Y es que más de 57 años dando caña, es mucho tiempo. Todo arrancó con el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en el 48. Un político popular que se empeñó en fomentar la alfabetización y el cine educativo ambulante. El tema debía ser serio porque llegó a implantar el zapato escolar gratuito. Para que algunos hijos de campesinos con pies callosos dejaran de vestir las alpargatas solo los domingos de misa. En España la cosa no debía estar mejor.
El asesinato de Gaitán provocó tal revuelta en el país que se la conoce como el “Bogotazo”. El pueblo quería linchar al presidente conservador del momento, hasta la policía apoyaba a la multitud. Los tanques tuvieron que frenar una masa enardecida a punto de entrar en el palacio presidencial. Luego llegó la guerra civil, la reconciliación, un nuevo presidente y una guerrilla que aún sigue viva. Aunque ya no sé muy bien cual es su objetivo. ¿Alguien lo sabe?
Ains, estos mocos….