-Algo así -le respondo y nos reímos.
viernes, 29 de febrero de 2008
La visión impura
-Algo así -le respondo y nos reímos.
martes, 26 de febrero de 2008
Desde el balcón
sábado, 23 de febrero de 2008
Dos chicas dentro del baño
Bea: ¿Quién, Raúl?
Marta: El mismo. Estaba en el salón cuando sentí el ruido de la llave en la cerradura. Pensé que eras tú y bajé el volumen de la televisión. No encendió la luz. Pero en seguida reconocí los pasos de Raúl caminando de puntillas. Me levanté y le pillé en el pasillo de camino a la cocina.
(Bea se perfila el labio frente al espejo mientras habla).
Marta: El susto fue mío que creí que iba a estar sola hasta las doce.
Bea: No te rayes, pero verte con esas pinzas plateadas en la cabeza y el pijama de patos es para echar a correr y no parar.
(Marta se ríe)
Marta: Lo cierto, es que del susto, se le cayó la bolsa de la farmacia al suelo. Y al agacharme para ayudarle a recogerlo me encontré con la crema anti-celulítica.
Bea: No me puedo creer que Raúl se compre algo así. Si es alérgico a las cremas. Antes que tocarlas se amputa los dedos.
Marta: Me confesó que se lo había recetado el médico.
(Bea aparta la bolsa de maquillaje a un lado)
Bea: ¿Él médico? ¿A Raúl? Pero si este chico es pura fibra, un cañón. ¿Me vacilas?
(Marta baja el volumen de la voz)
Marta: Se lo recetó el urólogo.
Bea: ¿El urólogo? No será que Raúl quiere algo.
Marta: Que no. Que va en serio. Se puso a llorar y me abrazó. Dice que se tiene que poner la crema anti-celulítica dos veces al día con un masaje. Ahí. Ya me entiendes.
Bea: ¡Ahí!.
Bea: Cómo se puede tener celulitis en el paquete. Esto es el colmo.
(Salen del baño).
jueves, 21 de febrero de 2008
Experiencias de cuentacuentos II
En el mail también me dice que siga contando anécdotas de los cuentacuentos. Y según termino de leer el mail me acuerdo de una anécdota que nos ocurrió.
Era la semana del libro, marzo de 2005. Fer y yo fuimos a contar cuentos al colegio público Ntra. Sra. de Navahonda en Robledo de Chavela (Madrid). Los alumnos de quinto y sexto curso se sentaron en la alfombra de la biblioteca del colegio dispuestos a escuchar nuestros cuentos. Fer empezó con un cuento popular ruso:
Esta es la historia de Iván Ivanovich. Iván era un muchacho muy, pero que muy tonto. Un día, Iván Ivanovich intentaba dormir bajo la copa de un árbol cuando una mosca empezó a revolotear sobre su cabeza.
Fer pidió un voluntario entre los niños. Todos levantaron las manos, pero Issac que estaba en la primera fila levantó los dos brazos: Yo,yo,yo. Fernando sacó a Issac y le dió instrucciones:
- Te vas a poner aquí, junto a Bea. Y vas a ser Iván Ivanovich.
- ¡Bien, bien!- salta el niño.
- Y yo voy a hacer de mosca y me voy a poner debajo de tus manos. Cuando empiece a hacer el zumbido de la mosca tú tienes que hacer como si la atraparas. Para ello das una palmada con las manos. Así. -Fer da una palmada sonora a modo de ejemplo- ¿Es fácil, verdad?
-Si, si -responde Issac emocionado.
Fer se puso de cuclillas debajo de las manos abiertas de Issac, que se tomó muy en serio el papel de Iván Ivanovich. Fernando continuó la narración:
Iván Ivanovich empezó a escuchar el zumbido de la mosca: bzzz,bzzz,bzzz. Abrió un ojo y ….
Issac, muy serio, abrió el ojo derecho y el izquierdo lo dejó cerrado. En una especie de guiño forzado. Fernando siguió con el cuento:
Iván Ivanovich siguió el movimiento de la mosca y cuando la tuvo delante de sus ojos, separó los manos. Y dando una palmada, la atrapó.
Cuando Issac escuchó que Iván Ivanovich atrapaba a la mosca, abrió todo lo que pudo las manos y las cerró con tal fuerza contra las orejas de Fernando, que éste cayó al suelo de la torta que le propinó el crio.
Fer: Oye chaval, tú no sabes lo que es dar una palmada al aire.
Issac: ¿No lo he hecho bien? ¿No tenía que atrapar a la mosca?
Issac insistió: ¿no tenía que atrapar la mosca?
- ¿Pero tú has visto la leche que me ha dado el crío ese? Hay que joderse.
domingo, 17 de febrero de 2008
Escalera de caracol
sábado, 16 de febrero de 2008
Preparando viaje
Y ahí estaba, con el hemisferio derecho del cerebro pensando en el viaje y el izquierdo en el trabajo, cuando descubro navegando estos pedazos de librerías que os muestro a continuación. Y después de verlas, se me ilumina el riego sanguíneo: tengo que volver a Oporto.
Es una antigua iglesia que se ha convertido en un templo de libros. Puedes llegar hasta allí montado en bici, y aparcarla dentro de la librería.2) El Ateneo en Buenos Aires.
Un antiguo teatro convertido en librería. Se encuentra en la Avenida Santa Fe en el Barrio Norte. Además te sirven un cafelito y para los más golosos bizcochos con dulce de leche.
3) Livraria Lello en Porto, Portugal.
Esta librería abrió sus puertas en 1881. Los libros se esconden entre columnas de madera. Al fondo una escalera te lleva hasta el cielo. En el segundo piso te puedes tomar un descanso, un café y admirar las exposiciones de arte que tengan. En Portugal el café es algo cargado, pero aquí sabe de otra manera. El precio de los libros, es igual que en otras librerías.
Porto, Oporto en español, está muy cerquita de aquí. Un billete de avión Madrid-Porto te puede salir por 50€ ida y vuelta con tasas incluidas.
La librería está en Rua das Carmelitas (al lado de la Torre de los Clérigos) 1444050-161 Oporto.
4) Secret Headquarters comic bookstore, en Los Angeles.
Es una librería especializada en comics. Una joyita. Se encuentra en 3817 W. sunset Boulevard, los Angeles, California 90026.5) El Pendulo, en México.
Esta Cafebrería nació en 1992. La librería alberga también un centro artístico y un restaurante donde tomar frijoles y guacamole entre libros. Si entras en su página web podrás ver más fotos de esta moderna cafebrería.
6) Hatchards en Londres.
Es la librería más antigua de Londres. Fundada en 1797 se encuentra en 187 Picadilly. Tiene, ni más ni menos, que seis pisos unidos por una escalera central de caracol. Aquí puedes encontrar cualquier tipo de libro. Entre sus clientes figuraron: Disraeli, Oscar Wilde o Lord Byron.
En el periódico The Guardian puedes ver una selección que hicieron de las diez mejores librerías del mundo.
Experiencias de un cuentacuentos
¡Ay, cómo son de geniales!
miércoles, 13 de febrero de 2008
Alzheimer
-Usted siéntese en la butaca -el enmascarado amenazó con la pistola a la enfermera.
-Y usted -apuntó esta vez a Mateo- vístase.
El anciano abrió el armario. Con mano temblorosa descolgó un pantalón de pana y la camisa a cuadros grises y blancos.
Fuera, en los pasillos de la residencia, se oyeron ruidos confusos, puertas que se abrían y se cerraban, pasos acelerados. Un segundo enmascarado, mucho más alto y musculoso que el anterior, irrumpió en la habitación sin decir palabra. No traía pistola, pero sí unos guantes blancos de cirujano. Se acercó a la enfermera. Y tras atarle, con gasa estéril, las manos a la espalda, la sacó de allí.
-¿y esta mujer?
La foto era antigua, en blanco y negro. Una joven sonriente saludaba desde el marco de una ventana. El anciano Mateo miró la foto y se rascó la cabeza.
-Me toma el pelo. ¿Duerme junto a la foto de una desconocida?
Volvió a mirar la cara de la misteriosa mujer.
-No la recuerdo. Pero oiga, ¿usted qué quiere? Si es la foto, se la puede llevar.
-Y el dinero, ¿dónde lo guarda?
El enmascarado abrió el primer cajón de la mesilla y rebuscó en él. Sacó un fajo de cartas envejecidas. Las tiró sobre la colcha de la cama, junto al anciano Mateo.
-¿son suyas?
-No sé -Mateo agarró una de las cartas
-Mire, no tengo todo el día. Así que le agradecería que me contestara alguna de las preguntas.
La pistola bailaba entre las manos del enmascarado, unas veces apuntaba al techo, otras al suelo, y otras, a la pierna de Mateo.
Abrió cajones, alborotó el armario y palpó bajo el colchón. Mateo permaneció sentado y en silencio. Dándole vueltas a esa voz tan familiar. La había oído antes. Pero cuándo, cuándo.
-Cómo ha ido la nueva terapia, Doctor.
-Mal, sigue igual. Mañana, probaré a disfrazarme de obispo. A ver si con la confesión logramos que recupere algo de memoria.
domingo, 10 de febrero de 2008
Bellezas
Antes de que el pie superara los 7 cm, entre los 4 y los 6 años de edad de las niñas, las madres cortaban las uñas de los pies de sus pequeñas, hasta llegar al límite con la carne. Bañaban los pies en agua de hierbas, quitaban las pieles muertas, los limaban y aprisionaban los suaves pies en vendas durante dos años. Las niñas sufrían, durante ese tiempo, grandes dolores. Las infecciones eran constantes y las sanaban bañando el pie sin venda en agua con sangre y volvían a vendar.
Al cabo de esos dos años se paraba el crecimiento del pie que no llegaba a alcanzar más de 10 cm y también morían los nervios del pie, y con ellos los dolores. Y aprovechando el no-dolor, las madres rompían los cuatros dedos pequeños de cada pie y los aprisionaban contra el talón. Volvían a vendar fuertemente los pies hasta conseguir esta forma.
La mujer nunca mostraba sus pies sin los zapatos. Lo oculto fomentaba la imaginación del hombre y los zapatos de ricos bordados eran sinónimo de feminidad y altamente eróticos. Cuanto más pequeño era el tamaño del pie, más bella era considerada la mujer.
La práctica de vendar los pies quedó prohibida tras la caída del último emperador chino de la dinastía manchú, a principios del S. XX. Hoy en día, solo queda una veintena de ancianas de unos 80 años con pies de loto en una aislada villa costera del Pueblo Tailu de la ciudad Fuzhou, China.
CUELLO JIRAFA. (Myanmar- antigua Birmania)
Sobre el origen hay varias leyendas: unos dicen que el inicio de los aros en el cuello era para protegerse de los ataques de los tigres. Éstos siempre se lanzan al cuello de sus victimas. Y la otra, es que se pusieron los collares para evitar ser esclavizadas por asaltantes birmanos, ya que el peso de los collares les impedía hacer tareas pesadas.
PLATO LABIAL. (Etiopía, etnia Mursi)
Puedes conseguir uno por 85€. Aquí está el enlace para comprarlo vía on line. ¡¡Te lo envían desde Alicante!!.
http://www.todocoleccion.net/plato-labial-etnico-liso-etiopia-africa~x7298938
jueves, 7 de febrero de 2008
Feliz Año, Ratita
Hoy el barrio de Lavapiés, el barrio “chino” de Madrid, vuelve a estar de fiesta. Este barrio poco tiene que ver con ese Lavapiés gris que recuerdo de pequeña. Un barrio de pisos pequeños y baños comunitarios. Donde vivían o más bien sobrevivían ancianos. Luego se animó con la llegada de parejas jóvenes que buscaban un alquiler barato en el centro de Madrid. Antes del boom de la inmigración, solo conocía dos personas negras: mi compañera de instituto Olga y el amigo de mi hermano, Raúl. De a poquito el barrio se fue llenando de inmigrantes: dominicanos, árabes, senegaleses, chinos, indios. Y con ellos fue desapareciendo el mundo grisáceo de Lavapiés. Mi peluquería empezó a ser “Miss”, regentado por dominicanas que me depilaban entre música de salsa y telenovelas colombianas a todo volumen. Después de la depilación, con las piernas a rojo vivo, me echaban colonia. Pa cerrar los poros, mi amor- me decían. Los amigos nos reuníamos en las teterías árabes, donde siempre caía un pastelito de miel. Y un sábado si y otro también cenábamos tikka masala, rollito de primavera, kebab o pulpo a la gallega.
martes, 5 de febrero de 2008
Striptease
- el qué- le digo
- lo del striptease en los funerales- dice entre risas.