jueves, 19 de mayo de 2011

En Holanda 2 parte

Canales, bibicletas y más bicicletas. Ya he vuelto de Holanda. Allí estuve contando cuentos en el Instituto Cervantes de Utrecht. Qué buena experiencia. Después de una hora de cuentos, cuando ya me despedí, les dí las bendiciones y dije adiós, el público permaneció clavado, sin moverse. Una manera holandesa de pedir otro cuento. Y conté un cuento más, y como seguían clavados conté otro cuento, pero más largo, como cierre. Y entonces les salió la vena española y gritaron "¡otro cuento!", y seguí contando cuentos. Media hora después me trajeron una botella de agua porque tenía la garganta seca. Muy bonito, que os voy a decir. Y muy contenta por tener la suerte de compartir mis cuentos con un público tan especial.

También disfruté de los canales, me recorrí la ciudad de Utrecht y Den Haag caminando. Al final del día tenía los pies palpitando. No pude montar en bicicleta, pero si en tren. Algo rico, el Lazy moon, mi café preferido: café, chocolate y nata. Así que Lazy moon para desayunar, Lazy moon para comer, Lazy moon para merendar y Lazy moon para cenar.

Yo ya conocía Holanda, pero no deja de sorprenderme esa mezcla casi perfecta y mágica de antigüedad y diseño, de adulto e infancia. No sé si por tener la mente en el mundo de los niños, hacía unos días que nació mi sobrino Mauro, pero no dejaba de encontrarme librerías de literatura infantil y juvenil, rincones de lectura para los pequeños, jugueterías, parques infantiles, sillas para su altura en los restaurantes, pañales en los baños de señoras (encontré en el baño de un coffee pañales con dibujos de personajes de Barrio Sésamo), bicicletas que tiraban de cajas de madera con ruedas donde iban sentados los niños.

Fui a ver a mi amiga Rian, que trabaja en la dirección de la Biblioteca Nacional de Holanda. Me estuvo dando un recorrido por la Biblioteca. Inmensa. Luminosa. Funcional. Llena de pequeños rincores con sillones individuales y cómodos para disfrutar la lectura de joyas literarias como si fuera el salón de una casa.

Me dio envidia. Sí, envidia y rabia. Holanda invierte en cultura. Debería escribirlo en mayúsculas CULTURA. Y en España se recorta, se debilita la cultura (y aquí la escribo en minúscula) porque la cultura está en proceso de inanición. La están matando. Y ahora sí que lo escribo en mayúscula están MATANDO la cultura.

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