Le conocí hace ya unos cuantos años en el teatro Alfil de Madrid, y en aquella primera ocasión le vi hacer cosas tan transgresoras como repulsivas. Me habían advertido compañeros de teatro de lo que era capaz, pero nunca imaginé que nos pondría un plástico sobre las cabezas para luego coger unas mierdas de perro y hacerlas pasar por un inmenso ventilador que enfocaba al público. Su trabajo no es banal. Sus espectáculos están calculados para provocar y hacernos pensar. Y desde luego no te deja indiferente.
Aquí os dejo un enlace de una larga e interesante entrevista que le hicieron hace unos meses en el programa de radio En la Fila Cero.
1 comentario:
Volveremos a ver sus obras cada vez que venga.
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