-Mamá, el Dios ése, ¿dónde está?
-¿Qué Dios?
-Pues Dios, mamá.
Sonia cae en la cuenta. Pero no sabe qué decirle.
-¡Ah! Pues… Dios… está en todas partes.
-Y si está en todas partes como es que yo no le he visto.
Sonia guarda silencio mientras piensa que responder. Pero Jimena se le adelanta.
-Cuando le veas, le sujetas. ¡Eh, mamá! Que quiero verle.
12 comentarios:
L. es mas bien vaga y le gusta poco leer. Le regalan un libro sobre la Biblia, que se titula "El libro de Dios". En la portada se ve a Jesucristo.
- A ver, L., como se llama este libro?
- El libro de... Jesus.
Su hermano, que esta mas avanzado en la lectura, interviene: "No. Es el libro de Dios".
L. corta por lo sano: "Bueno, Jesus es Dios." Es decir, vaya que no me he equivocado tanto.
sí, eso átalo bien que yo también quiero verlo y hablarle unas palabritas jajaja. Saludos, buen post!
Tiburcio Sansa: Me parece a mí que L. es muy espabilada. Yo todavía me lío con Dios y Jesús. Que no sé si son dos, o uno, o uno en otro, o ninguno. La mitología era más sencilla, ¡leches! Y ya ni te cuento cuando el espíritu santo se mete por medio.
Moderaro_dos_josef: eso digo yo. A ver si le veo yo también que tiene mucho que explicar.
los niños son sabios y no se crean algunas cosas ilógicas de los adultos. un beso.
¡Yo también, yo también!¡Me lo pido! Yo quiero me lo sujeten, pero no precisamente para hablar con Él. ¡Si me lo sujetan bien, le voy a dar una de leches!
Un beso Bea
Basilio
Fernando: cuanta razón.
Basilio: jajaja. Pues sí, se merece un par de leches y una multa gorda.
Digo yo que la madre creerá lo que le ha dicho a la niña, igual que la niña le habla sinceramente a la madre, porque más adelante habrá que responder más preguntas. Yo eso de la ubicuidad no sabría cómo explicárselo a mi niño de cinco, preferiría decir que es como los fantasmas, no se sabe si realmente están hasta que se ve uno. Mientras, tienen la misma categoría que caperucita o un power ranger (o como se escriba).
Si consigue agarrarlo, que me lo enseñe a mí también.
Mi sobrina Celia, un día en la mesa cuestionando a Dios, nos quiso hablar de la Teoría de la Evolución. Y en un momento dado, ante el estupor general, terminó su frase diciendo:
- ...y por eso vosotros descendéis del mono.
Nos entró la risa a todos y alguien la saltó:
- Bueno, ¿cómo que nosotros? y tú también, entonces, ¿no?
Y remató ella, muy segura de lo que estaba diciendo:
- ¡Qué va! ¡Yo todavía no había nacido!
(no debía tener más de seis años)
¡Qué pena que nos hagamos adultos!
Muy habil, Jimena, tú llegarás lejos en este mundo de mentirosos.
Un saludo (llego a ti de la mano de Enrique Páez)
A mi avisas tambien pls!!!!!
El abuelo de Jimena ha tenido un pequeño accidente casero y se ha roto un brazo. Jimena, hija de mi alma, ha tenido unas de sus salidas.
-¿Que el abuelo se ha caido en el water?
-Si, hija.
-¿Que se ha caido la la taza?
-No, el suelo estaba mojado y ha resbalado.
-¿Se ha caido al suelo?, ¡Pero si es un padre!
Bendita hija mia, que quiere ver a Dios, y piensa que los Padres nunca caemos.
Manuel.
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