martes, 8 de abril de 2008

Abracadabra

Jesús, un niño de 7 años del taller de magia que estoyimpartiendo en la Biblioteca Pública de Salamanca, se acerca con una sonrisa en la boca.

-Bea, se me olvidaba. Te he traído esto.

Y saca del fondo del bolsillo del pantalón una flor aplastada.

-Gracias, Jesús.

Eduardo que es un trasto, mira a Jesús, me mira, levanta una ceja y salta:

-Y yo, ¿puedo ser tu novio?

-Pelota -protesta Ana-. Beeaaa, Edu me ha pegado.

-Bueno, vamos a hacer la varita mágica.

-Mejor, me la llevo -dice Jesús que anda preocupado por el estado de la flor- y la meto en un vaso con agua para que reviva.

Al cabo de diez o quinde minutos, Jesús regresa con la flor dentro de un vaso de plástico con agua.

-El jueves arranco otra flor con tierra y raíces para que no se muera y te la regalo. ¿Vale?

-Vale

Eduardo vuelve al ataque.

-Y con esta varita –afirma- voy a convertir un pez en tiburón.

- Estupendo.

Eduardo regresa a su mesa con una sonrisa en los labios y pega un empujón a Héctor que protesta. Ana me pregunta si podrá convertir a su hermano en sapo. Sandra, que le escucha, grita que ella quiere convertir a su prima en mosca. Héctor, un jugete en descapotable.

-Pues yo, pues yo –interrumpe Sergio- quiero una nave espacial con dos asientos.

-Primero terminamos las varitas y luego hacemos experimentos -digo a los veinte niños.

Eduardo se levanta de la mesa de nuevo y se acerca a mí con la nariz arrugada.

-¿Y cómo voy yo a convertir el pez en un tiburón?

-Ya veremos.

Eduardo se queda un momento en silencio con la mirada perdida en la caja naranja y al final me dice:

-A lo mejor un tiburón es muy grande para mi habitación. Mejor le hago cocodrilo que será más fácil.

19 comentarios:

jose montalvo dijo...

Me gustaría participar en ese taller de magia para ver si con un toque de la varita me quitan 20 años de encima. Bonito relato, Bea.
Saludos

Beatriz Montero dijo...

Jose: Como te quiten tantos años te vas a quedar en pañales. Y no veas tú, qué rollo volver a tener granos en la pubertad. :)

Anónimo dijo...

Que ternura el enano que te regaló la flor!!

Enrique Nieto dijo...

Para llevar a casa así, en atillo y todos juntos. Y sensato el chico en proporciones, si es en mi casa en vez de cocodrilo tendría que ser una raya aplastadita como alfombra.

Mi vida en 20 kg. dijo...

Me encantan las cosas de niños y que yo que tengo 3 locas en casa con cada ocurrencia, asi como esas, feliciones por tu trabajo, se nota que lo disfrutas y mucho...pensare que quiero yo con una de las varitas.

Besos

Sin Paliativos dijo...

jajja muy bueno! es que los niños tienen cada ocurrencia!

saludos

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

los niños no dejan de sorprendernos. Su inocencia y ternura es lo mejor del mundo. Un beso.

Juanjo Merapalabra dijo...

Yo también estoy convencido que si me enseñas a fabricarme una varita mágica también podré convertir la escoba en una bailarina de rock para que sea más divertido barrer, aunque no, mejor también en un cocodrilo para que mi compañera no se enfade cuando la vea y se crea que es por la "varita" (ná, que no me sale la ternura como a ellos, en fin: ternera)

carmen dijo...

Qué chulo, Bea. yo también quiero la flor aplastada de Jesús, y un novio como Eduardo, y toda esa magia llena de varitas mágicas.
Me gusta mucho.
Carmen

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Si es un relato inventado, es magnífico y lo tiene todo. Si es una historia real, yo aun tendría una sonrisa días después de haberla vivido.

bizarro con interrupciones dijo...

Yo tengo una duda respecto al origen:

¿Todos esos niños te los conseguiste con una de esas varitas mágicas?

Mándame una.

Joseba M. dijo...

Deben de funcionar bien... porque a nosotros nos conviertes en niños sin remedio.
Un gustazo leerte.
Un abrazo tromposo.

Beatriz Montero dijo...

Mariale: ese enano es un trasto con mucha ternura, eso sí. Bienvenida al blog.

Botijo de oro: ¡una raya aplastadita de alfombra! jajaja Muy bueno. Al principio pensé que Bizarro y tú erais el mismo, pero no, me he dado cuenta en este post.

"Mi vida..." 3 enanas, ni más ni menos. Cuando tengas el deseo me dices, a ver que podemoshacer con al varita ;)

Sin paliativos: los peques tienen cada ocurrencia,que no paro de reírme.

Fernando: son encantadores aunque sean trastos.

Juanjo: a ver illo, cómo podemos arreglar eso. Uhm, se me ocurre que puedo transformar la escoba en bailarina y a tu churri le puedo transformar la fregona en un bombero, me salen super chulos. Pregúntale a ver que le parece.

Carmen, también podemos hacer algo con lo tuyo. Pero el novio Eduardo mejor que tenga más de 7 años que sino da mucho la lata.

Pedro, gracias. El relato es verdad, comola vida misma, así osn ellos. hoy les tengo que llevar chocolate y la carta de la bruja Gertrudis que no puede ir a visitarles.

Bizarro: Hay un conjuro para tener niños. Machaca una ala de murciélago con un diente de dragón lo mezclas con leche de camella y pa' dentro. También te conseguiré una varita.

Joseba: gracias, gracias. Yo insisto en pedirte el cuento del caballero Gastón, aunque sea un resumen con mezcla de Grimm.

Emilio Montero dijo...

Veo que estas hecha una fabrica de regalos y magia.

Puedo puedo puedo yo yo, convertir una hipoteca en sonrisas? Es que cafa vez que la miro se me cae el alma al suelo...

Besos

Beatriz Montero dijo...

Emi: convertir la hipoteca es de las más solicitadas. Voy a poner todo mi empeño en ello. ;) Besos

Joseba M. dijo...

Estoy en ello, Bea, recopilando archivos vivientes, es decir, tirandole de la lengua a mis sobrinos Iñigo, Aritz y Noelia porque el elefante memorioso que tengo de avatar en realidad no soy yo ¿sabes? no es más que el prota de un cuento ilustrado, Ganex, que se enmaora de una linda onagra, Shilann, en el valle de los Baob...
no, pero eso es otra historia, y merece ser contada en otra ocasión.
Estoy recopilando, palabrita de niño bueno. Sé paciente conmigo...
Un abrazo.

Beatriz Montero dijo...

Bueno, vale, seré paciente como niña buena. Y gracias por ponerte a ello.

igor dijo...

los niños son mágicos... para montar un taller de magia basta con que haya uno solo y ya :) leyendo este post he recordado que yo de pequeño, de muy pequeño, me enamoré de mi profesora de preescolar... y el amor que viven los niños debe ser el más sano de todos... la verdad es que tienes mucha suerte con vivir estas experiencias, Bea! Besos!!

Beatriz Montero dijo...

Igor: sí tengo mucha suerte. Voy a ver si consigo con la varita que los adultos recuperemos la magia de la infancia. Besos.