Pedaleaban con paso de Alzheimer en sus triciclos de plástico. Sin prisa. Habían perdido la noción del tiempo. No sabían cuantas vueltas llevaban dadas a la plaza. “¡Cuántas palomas, vamos a por ellas!", le dijo él por cuarta vez. Ella iba contando del uno al díez las baldosas por las que iban rodando las ruedas de su triciclo. Y al llegar al diez volvía a empezar uno, dos, tres..., porque no recordaba el número once. Rodearon la plaza de nuevo“¡Cúantas palomas, vamos a coger una!”, le volvió a proponer él como si acabara de descubrir a las despistadas aves. "Ocho, nueve, diez- contaba ella- Uno, dos...."
3 comentarios:
Qué bello y qué cierto: al final, olvidamos.
A mi es lo que más miedo me da,en serio...
Besicos
Iba a poner una cosa... pero se me olvidó.
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