Al principio puede costar acompañar al niño o niña a la cama, sentarnos, leerles el cuento, y ponerles nuestra mejor sonrisa. Por lo general por la noche estamos tan cansados que sólo nos apetece que el niño se vaya a dormir cuanto antes para poder sentarnos tranquilos frente al televisor. Pero piensa que diez minutos es muy poco tiempo. Hay que planteárselo como ir al gimnasio. El primer día te entrarán agujetas, pero después de una semana le habrás cogido el ritmo, y hasta puede ser que te alargues con el cuento más allá de los diez minutos.
En las Bibliotecas existe “la hora del cuento”. Lleva a tu hijo o hija siempre que puedas allí. Que tenga contacto también con los cuentacuentos, con otras historias, con otra forma de contar cuentos, que tenga contacto con los libros. Tu hijo o hija te lo agradecerán de mayores. Y quién sabe, a lo mejor se convierten en uno de esos afamados y ricos creativos. Y todo porque una vez alguien les dijo Había una vez….
Ilustración de Kay Nielsen
3 comentarios:
Me gusta la dedicación con la que explicas algo que todo el mundo cree sencillo, y sin embargo, no lo es. es como dices como ir al gimnasio, para coger el ritmo adecuado. Un saludo!
En Cairo hay un lugar especias, es la libreria Diwan, un lugar con un espacio para que los niños lean, jueguen compartan y una vez a la semana se hay alguien qu cuenta cuentos...es magico.
Esos diez minutos era lo mejor de cada día.
Lástima que mi hija haya crecido.
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