jueves, 26 de junio de 2008

Con sabor a sugus

Autores:
Elisa Agudo; Sonia Aldama; Luisa Antolín; Ana Añón; Inés Arias de Reyna; Rosario Barros; Elena Belmonte; Joaquín Bernal; Valentina Blanco; Carmen Cacho Ordaz; Isabel Cañelles; Álvaro Cerezo; Cristina Cerrada; Isabel Cobo; María José Code; Piti Corella; Carmen Cuevas; Elena Del Hoyo, Guido Eytel, Ana Fabregat; Esperanza Fabregat; Alfonso Fernández Burgos; Ignacio Ferrando; Emilia G. Fidalgo; David Gallego; Mila García Guerrero; Carmen García-Romeu; Carmen, Chema Gómez de Lora, Pablo Insua, Josheras, María La O, Lara López Fernández, Ángeles Lorenzo, Gabriela Llanos; Marisa Mañana; Juan Carlos Márquez; Chus Melchor,; Inés Mendoza; Pili Mera; Juanjo Meraplabra; Carlos Molinero; Beatriz Montero; Emilio Montero; Flor Moral, Elías Páez; Enrique Páez; Ismael Perpiñá; Luis Recuenco; Mar Redondo; Paloma Romero; Basilio Ruiz Cobo; Viky Ruiz; Javier Sagarna,; Pedro Sánchez Torrente; Cesarea Sánchez Turanzas; Valentina Sánchez Melchor (8 años; Victoria Santesmases; Amparo Seijo; Teresa Sotillo Rubio; Pilar Tesorero; Magdalena Tirado; Mariana Torres; Jesús Urceloy,; Enrique Valladares; Sonia Vélez; Berna Wang; Elena Yáguez; Fabricio Zamora,; Ángel Zapata.

martes, 17 de junio de 2008

"Con sabor a sugus" y fiesta sorpresa

"Con sabor a sugus"

Cuatro meses dedicados a la fiesta sorpresa para Enrique, que se merece eso y mucho más, y a la edición del libro “Con sabor a sugus” que tenía que estar listo para la fiesta del sábado 14 en la sala Clamores de Madrid. Como era una sorpresa no podía escribirlo en el blog.

“Con sabor a sugus. 15 años del Taller de escritura de Madrid” (ISBN 978-84-95327-03-1) es una recopilación de memorias de alumnos, profes y amigos de los 15 años del Taller de Escritura de Madrid que fundó Enrique Páez y que este año deja para dedicarse por completo a la Escritura. En el libro hay también fotos y recortes de prensa.

Al libro le he dedicado meses para la recopilación de material, escribir, la edición, la maquetación, a lo que se le unió la muerte del anterior ordenador ¿te acuerdas?, la imprenta, el libro de cómo contar cuentos y las actuaciones, de no haberme ido una semana de vacaciones hubiera reventado.

Ha merecido mucho la pena por ver la cara de Enrique y por la satisfacción de un trabajo bien hecho. Nos ha quedado muy bonito. Pero algo así no se hace solo, se necesita la ayuda de mucha gente, a los que quiero dar las gracias por tanto trabajo. Ellos son:

Mila García Guerrero. Mila, fue mi bastón de apoyo, cada vez que tomaba una decisión sobre la edición o sobre la fiesta le pedía consejo y a ella todo le parecía maravilloso. Gracias, guapa. No sabes todo lo que me ayudaste.

Javier Sagarna, que además de dirigir la Escuela de Escritores y dar sus clases, localizó antiguos alumnos de los que yo no tenía su dirección, me mandó fotos, videos y estuvo ahí cada vez que le enviaba un SOS. Muchas, muchas gracias Javier.

Isa Cañelles y Berna Wang que también me ayudaron a localizar a gente y estuvieron allí, al pie del cañón durante todos estos meses. (Berna te eché mucho de menos en la fiesta).

Chema Gómez de Lora. Gracias, Chemita, por comprar los sugus para Clamores (tenemos que hacer cuentas), por su propuesta de “si fuera…” y organizarlo, por participar en el libro mientras terminaba el libro teórico de Cómo escribir Literatura Infantil y un libro de ficción. Menudo curro, ahora sé lo qué es eso ;)

Carlos Molinero. Ay, Carlitos, qué agobiado estaba por las productoras que no dejaban de achucharle para que les entregara dos guiones. Le quitó horas al sueño para participar en “Con sabor a sugus”. Es un solete.

Piti Corella que le robó a su enfermedad de cansancio crónico un maravilloso poema dedicado a Enrique. Menudo esfuerzo. Eres cojonuda.

La artista Victoria Santesmases, por su disposición con sus bellas obras para poder utilizarlas como ilustraciones dentro del libro. Tardó un solo día en enviarme una selección de las obras de su última exposición. Además de intervenir con ideas para la cubierta. Así da gusto.

Antonio Garrido. El diseñador gráfico y creador final de la cubierta. Al que volví loco con mis idas y venidas. Menos mal que tiene muy buen carácter. Gracias por tus propuestas y tu profesionalidad.

Artes Gráficas Hontiveros de Béjar (AGH), que cumplió con los tiempos de entrega (algo difícil de conseguir con las imprentas) y por dejar una edición preciosa y muy bien rematada.


Elías y Emilio, que estuvieron llevando cajas, organizando la entrega de libros y haciendo las fotos de la fiesta.

Alberto Pérez (La Mandrágora), que iba a venir a cantar a Clamores para la fiesta sorpresa pero que al final le adelantaron una operación y estuvo todo el sábado enviándo mensajes al móvil para felicitar a Enrique mientras se recuperaba en la cama.

Y todos los que han participado en el último libro del Taller de Escritura de Madrid, el libro número 15, un total de 70 personas, que han logrado que salga un libro de memorias y gamberradas precioso y a los muchos que vinieron a la fiesta porque sin todos ellos nada de esto hubiera sido posible, por mucho que yo me hubiera empeñado.

Y por último dar las gracias a Enrique, por no enterarse de nada y aguantarme estos meses de regla histérica.

Crónica de la fiesta sorpresa

Las fiestas sorpresas tienen que ser ante todo una sorpresa. Por eso el sábado le propuse a Enrique ir a Madrid para ver la película “Aritmética emocional”. Era la excusa para llevarle a la fiesta que para él era una sorpresa. Pero la sorpresa me la llevé yo. No quiero ir a Madrid –me dijo y siguió untándose la mantequilla en la tostada-. Y por más que le vendí la película, nada, siguió aferrado a su taza de café y al "de aquí no me muevo”. Así que le di en la cabeza con el libro “Con sabor a sugus” y le dije que le estaban esperando en Madrid para la presentación del libro. En estado de shock y sin acabarse el café le saqué de casa y con las prisas olvidé mi móvil.

Había imaginado muchas formas de darle el libro: envuelto en papel de regalo, con una copa de vino, atado en un lazo rojo, pero nunca imaginé al estilo Obelix.

Antes de la fiesta…

A las 18h del sábado había quedado en la sala Clamores para las pruebas de sonido y para traer unas cajas de libros. Pero cuando llegué no había aparecido ni Cristo. A las 18:15h terminé un sudoku. El primero en aparecer fue Javier Sagarna, y después llegaron los demás: Emilio, Elías, Carlos, Mila, Chemita, Urceloy. Fuimos directos a tomarnos unas cervezas en la barra, ni pruebas de sonido ni ensayos, cervezas. Los nervios flotaban en el ambiente. Carlitos estaba aterrado con la idea de subirse al escenario. Mila decía que había escrito una bobería y que era mejor no leerlo. Javier insistía que necesitaba tres cervezas más para cantar a pelo el “Yo soy aquel” que le había pedido.

Llegó la gente…

En Clamores nos reunimos un buen número de personas. Enrique no dejó de sonreír y firmar libros. Es que se lo merece, joder -decía Isma emocionado. Allí estuvimos muchos: los 70 participantes del libro; los del jueves: Elena Yáguez, Héctor, Flor, Pableras, Teresita, Isma, Pepe San Leandro; representantes de la familia online: Pilar, Cesi, su chico, y su peque, Ana Añón y su chico; Germán, Isa y sus dos peques, que además de la zampada a sugus, se partieron de la risa al oír cantar a Enrique y a Javier Sagarna “Yo soy aquel” de Rafael; Gabi Llanos, Lara López y Jose Carlos, Germán Sánchez Espeso, Tito, Sonia, Javier, Elena, Chitín y sus 87 años, Jorge, Alma, Emilio Guzmán, Jose y Luisa Mari, Carmen García-Romeu, Alfonso Fernández Burgos, Zapata e Inés con su carnet de la CNT, Marisa Mañana, Paloma Vallhonrat que me confesó que le hubiera gustado hacer la cubierta del libro y un largo etc.

Las intervenciones en el escenario…


Chema habló de las cosas que haría Enrique si éste se perdiera en el bosque, una de las cosas que haría sería buscar azucarillos y la lista de alumnos del Taller. Mila dijo que si Enrique fuera el próximo candidato a la presidencia del PP pondría a Espe en un instituto de Vallecas y cambiaría el nombre de Partido Popular por PaPi; Partido Picante o PaPo; Carlitos contó que Enrique era el maestro Jedi que toma a su cargo a aprendices Padawan y habló de su viaje iniciático de novela, novela que aún no ha acabado y que amenaza con terminarla este año, al otro lado del río dentro de una tienda de campaña. Urceloy leyó su “Ëgloga pastoril- espero que no muy silbada- en loor y prez del muy afamado caballero Don Enrique Páez: redentor de paciencias, alivio de incultos y consejos de ciento”. Todo en rima de ez, az, iz y oz.

Luego cantaron Enrique y Javier Sagarna “Yo soy aquel” en pelotas, sin música, ni na´. Fue una encerrona. Falló que en Clamores no hubiera karaoke. Es indescriptible. Mejor escúchalo y disfruta.



Cerró la fiesta Fernanda Cabral con su voz dulce y sus canciones brasileñas acompañada a la guitarra por Pájaro.

La cena...
Cenamos en el italiano, La Gata Florade la calle San Vicente Ferrer. Eramos 60 personas, toda una manifestación por la calle. Cenamos muy rico. Enfrente de la Gata Flora hay una librería "Tres rosas amarillas" que la llevan unos chicos amigos a su vez de gente del Taller, muy majos, que nos invitaron a unas copas de vino y a tarta de chocolate después de la cena, eran las 12h de la noche. Si puedes pasate por la librería, te gustará.

Terminamos cantando en un karaoke, cerca de la Gran Vïa. Isa Cañelles, Inés Arias de Reyna, Amparo Seijo y Mariana Torres cantaron “Resistiré”, Enrique se marcó dos canciones de Jeanette, mientras Magdalena le coreaba desde el sofá.

Inolvidable

viernes, 13 de junio de 2008

República Dominicana II


En una escapada a la ciudad de Higüey, nos montamos en un autobús local y nada más arrancar el conductor apagó la radio y empezó a hablar un predicador:

-Vamos a darle gracias a Dios para que tome el poder del volante. Demos gracias a Dios para que tome el cuerpo del conductor. Gracias Dios.

Ostris -pensé- a que nos matamos.


-Demos gracias a Dios porque lleguemos sanos y salvos a nuestras casas, a nuestros trabajos. Gracias Señor. Dice la palabra: estamos en el mundo por un milagro de Dios.

Ya sabía yo que lo de las cigüeñas no era un cuento.

República Dominicana I

Aeropuerto de Punta Cana

Me lo he pasado muy bien en República Dominicana. Un viaje muy aconsejable para descansar.
Aquí va una pequeña crónica del comienzo del viaje.

Estuvimos una hora dentro del avión antes del despegue. Algunos aprovecharon el tiempo para rellenar hojas de reclamación, y pedir indemnizaciones. Una espontánea se puso en medio del pasillo del avión con una mascarilla de oxígeno y nos hizo una performance improvisada de como se ahogaba.

La primera impresión al salir del avión en Punta Cana fue un manto de humedad que se te venía encima. Y la segunda fue de vértigo. La escalera de metal que habían colocado pegada a la puerta del avión se meneaba más que un andamio mal sujeto. La señora mayor que iba detrás mío se aferró a la puerta del avión, y se negó a bajar por esa escalera. Vamos mamá – le dijo su hija con un bebé en los brazos- si nos matamos, nos matamos todos a la vez. A punto estuve de unirme a la señora.

En la aduana, cuando aún estás aturdida por el viaje de 8 horas, hambrienta, con el pelo enmarañado, te abrazaba a traición una chica disfrazada con traje regional y te hacen una foto. Una foto que te regalan por 3 dólores como recuerdo de lo espantosa que una está tras diez horas de avión. Luego te vacian el monedero con un impuesto de entrada de 20 dólares o en su defecto 20 euros, que para ellos es lo mismo.



El guía del autobús nos pidió que le cambiáramos los céntimos de euros que había ido ahorrado por billetes porque según nos contó en el Banco por 50 euros en monedas le daban al cambio la mitad de pesos dominicanos que si llevaba esos mismos 50 euros en billetes. Con billetes le daban muchos más pesos. ¡Qué cosas! Y de pasó nos confesó con un guiño que con esos pesitos de más se podía dar unos bailecitos, y beberse unas cuantas mamajuanas.

La República Dominica tiene playas de arena blanca, palmeras espigadas, mar turquesa, y calor, mucho calooor. Calor de los de verdad, de los que te hacen sudar. Calor, calor. Y para mitigarlo una carta de cócteles ricos-ricos, como diría Arguiñano: margarita, daiquiri, piña colada y coco loco.

En una tienda encontré un acondicionador de pelo de esperma de ballena. ¿Desde cúando el esperma es un acondicionador? Y otro acondicionador de pelo con nombre explosivo "La Bomba" estaba hecho con goma de neumático y me aseguró la chica de la droguería que era muy bueno para la caspa. Olía a muerte.

Anécdotas a parte, yo me dejé mimar por el agua calentita del mar, por la brisa caribeña, por los cócteles dulces que enfriaban el cuerpo, por la salsa, por la tranquilidad de la hamaca, las frutas tropicales y las fiestas.