miércoles, 21 de octubre de 2009

Ernesto Cardenal y las estrellas

Ayer conocí a Ernesto Cardenal. Me sorprendió su tamaño de duende y su pulso cansado. Claro, son 84 años, me dijo Enrique. Siempre había imaginado que para enfrentarse a gigantes con fusil o con tiara había que ser muy grande. Y el misterio se aclara cuando él dice que todos somos estrellas, y lo dice con la seguridad del que no se siente solo en el cosmos. Y no lo estaba, en la sala del Museo del Cosmos y la Ciencia estábamos más de cien personas calentando con el silencio sus palabras. “La luz cambia de color hacia el rojo”, continuó recitando.

“Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta
estuvieron en las entrañas de una estrella….
En griego caminante es planetes, así que
habitamos una estrella caminante...
Si en matemáticas son infinitos los números
los pares y los impares ¿por qué no una belleza infinita y un amor infinito?
Es una constante en la naturaleza
la belleza.
De ahí la poesía: el canto y el encanto por todo cuanto existe.
La tierra podría haber sido igual de funcional, de práctica…"

Suenan los aplausos y la mirada de Ernesto Cardenal refleja que aún se necesita mucho trabajo para conquistar el espacio.

6 comentarios:

Belén dijo...

Es maravilloso el ver cómo son algunos abuelos jóvenes, verdad?

Besicos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡84 años ya! Por desgracia, lo valoraremos más cuando ya no esté entre nosotros.

Enrique Páez dijo...

Cuando le di la mano noté que estaba fría y escamosa, como la piel de la iguana, pero al tiempo me sacudieron décadas de teología de la liberación y de sandinismo.

igor dijo...

qué bonito y qué suerte haber conocido a Cardenal... tan de otro tiempo y tan revolucionariamente joven...
beso cósmico!

Anónimo dijo...

muy bonito la verdad , por cierto sabeis algo de yisel charboneau? he leido sobre ella y esta señorita además de ser unadesvergonzada arremete sin freno contra los valores políticos, ocontra los toros, que si sufren o que si no sufren, y escenas deprácticas sexules en el interior de una parroquia. Creo que tal tipode libros no debería existir, pues se burla el autor, por llamarlo dealguna manera, de la institución monárquica y como Iñaki Gabilondo ensus noticias distorsiona la realidad utilizando algunos caso depedofilia que se han dado en algunas parroquias para meter a todos enel mismo saco como hace José Saramago con su nueva novela Caín, ¿quétienes que ver la trama Gürtel con la Iglesia? ¿O el terrorismo conAmenabar?

lavelablanca dijo...

¡Vaya suerte de isla! Sol, cuentacuentos y, por si fuera poco, Ernesto Cardenal.

Saludos.