lunes, 27 de octubre de 2008

Experiencia de cuentacuentos para adultos

Yo andaba de vacaciones cuando llamaron a Fernando para que fuera a contar cuentos a una casa de lujo de la Moraleja en Madrid. Le pagaban bien. El encargo se lo hacía un tal Luis que pretendía hacer un regalo de cumpleaños sofisticado, así se lo dijo a Fernando por teléfono, a su mujer. Y como él estaría fuera ese día por motivos de trabajo quería hacerle un regalo original.

El viernes del cumpleaños Fernando se perdió en el laberinto de calles de la macro urbanización de lujo de la Moraleja. Tardó media hora en encontrar la casa. Le abrió la puerta una criada con cofia, de esas que uno piensa que ya no existen.

Ilustrador: Israel Mejia

- Hola vengo a contar cuentos. Es el regalo de cumpleaños de Luis. – dijo Fernando a la criada.

- Pase, por favor.

La criada le acompañó a un salón, más grande que su piso de Móstoles, lleno de unas cincuenta mujeres con copas de champán en la mano y un canapé en la otra, riendo y elogiándose las joyas. La esposa empezó a batir palmas al enterarse que había llegado el regalo de cumpleaños de su marido.

Fernando se puso en mitad del salón y comenzó a contar el cuento popular “Que es lo que las mujeres desean por encima de todas las cosas”. Se hizo el silencio. Alguna abandonó la copa de champán y le miró extasiada. Cuando llevaban diez minutos de cuento la cumpleañera interrumpió a Fernando.

- Oye, pero tú cuando te vas a quitar el pantalón. Deja el cuento y haz el striptease.

A Fernando se le aceleró el pulso. Las cincuentas mujeres corearon: ¡qué se lo quite!, ¡qué se lo quite! Intentó calmarlas, frenó con las palmas de la mano el impulso de alguna de ayudarle con el striptease. Se puso serio y les explicó que él no era stripper sino narrador. La anfitriona le puso mala cara. Y Fernando terminó de contar el cuento mientras ellas volvían a hacer corros agarrando sus copas de champán.

- Menudo regalo –dijo la esposa con un canapé en la boca- será capullo Luis.

jueves, 23 de octubre de 2008

Cuéntale un cuento y verás IV

Al principio puede costar acompañar al niño o niña a la cama, sentarnos, leerles el cuento, y ponerles nuestra mejor sonrisa. Por lo general por la noche estamos tan cansados que sólo nos apetece que el niño se vaya a dormir cuanto antes para poder sentarnos tranquilos frente al televisor. Pero piensa que diez minutos es muy poco tiempo. Hay que planteárselo como ir al gimnasio. El primer día te entrarán agujetas, pero después de una semana le habrás cogido el ritmo, y hasta puede ser que te alargues con el cuento más allá de los diez minutos.

En las Bibliotecas existe “la hora del cuento”. Lleva a tu hijo o hija siempre que puedas allí. Que tenga contacto también con los cuentacuentos, con otras historias, con otra forma de contar cuentos, que tenga contacto con los libros. Tu hijo o hija te lo agradecerán de mayores. Y quién sabe, a lo mejor se convierten en uno de esos afamados y ricos creativos. Y todo porque una vez alguien les dijo Había una vez….
Ilustración de Kay Nielsen

lunes, 20 de octubre de 2008

Cuéntale un cuento y verás III

Y ¿cómo se cuenta un cuento?, te preguntarás. Para empezar, si vas a contar un cuento tienes que ponerle ganas al cuento, buscar un lugar de intimidad con el niño o niña. Puede ser en su cama a la hora de irse a dormir. Es más que aconsejable contar el cuento con el libro entre las manos. Leérselo y poner voces a los personajes. No hay que contarlo de manera acelerada, sino lenta, para que el niño o la niña puedan imaginar la historia según la van escuchando de tus labios. Busca cuentos que también te gustan a ti. Si el niño reclama algún cuento en especial, escúchale y léeselo. Piensa que todos los cuentos le ayudarán.

La hora del cuento, debe ser un momento íntimo entre el niño o la niña y tú. Ellos también buscan tu proximidad, tu cariño. El hecho de que les dediques un momento del día solo y exclusivamente a ellos es el mayor regalo que les puedes dar. Con esto el niño interpreta: Mi mamá y mi papá me quieren tanto que dejan la tele para estar conmigo y hasta me cuentan un cuento. Muchas veces el cuento es lo de menos. Lo importante, lo realmente importante es que estés con ellos. Lo ideal es que le dediques, al menos, diez minutos al cuento.

jueves, 16 de octubre de 2008

Cuéntale un cuento y verás II

Bluebeard, Beatrice Billard
Está demostrado que los niños que escuchan cuentos desde pequeños son más creativos, más imaginativos. Al escuchar cuentos el cuentacuentos está animando al niño de manera indirecta a leer. Si el cuento le ha gustado al niño, el niño reclamará que le vuelvan a contar ese cuento y no otro, y terminará leyendo el cuento.



Todavía me sorprende ver como los niños después de escucharme contarles cuentos salen disparados a la estantería de la Biblioteca a agarrar un libro, se sientan en la alfombra y se ponen a leer. ¿Casualidad? No, no es casualidad. El niño que escucha cuentos quiere leer e informarse más sobre aquella historia que le ha gustado.



A Iván le encantaba escuchar la historia mitológica griega de Ulises y el Cíclope. “La Odisea” es un clásico, forma parte de la cuna literaria, es una obra maestra, culta y universal. Al niño toda esa palabrería le daba igual. Le gustaba ese cuento porque Ulises era un héroe que salvó a quinientos hombres, era incluso mejor que Superman. Y además el Cíclope, tal y como yo lo contaba, era un monstruo repugnante que dejaba los mocos pegados en la cueva, y eso le hacía mucha gracia.


Yo contaba este cuento en el Museo Arqueológico Nacional los domingos por la mañana. No sé la cantidad de veces que Iván vino a escuchar Ulises y el Cíclope. Se lo sabía de memoria. Cada domingo aparecía con un nuevo libro sobre aventuras de Ulises bajo el brazo. Este niño de siete años, termino leyéndose La Odisea en versión infantil, sin quererlo. Su objetivo era saber más sobre ese súper héroe Ulises que me había oído contar.

lunes, 13 de octubre de 2008

CUENTACUENTOS Cuéntale un cuento y verás I

Foto de Carlos Vaquero

Los niños a los que les cuentan cuentos, desarrollan más la imaginación y potencian la inteligencia.

Contar cuentos en América es contar chistes. Aquí, en España, contar un cuento es contar una mentira.

Los cuentacuentos cuentan historias ficticias, historias que no son reales, pero que viven en nuestra imaginación. Caperucita Roja, Los tres cerditos, Blancanieves o El patito feo, viven en nuestra memoria. ¿Existen? Pues claro, están en los libros y en la memoria colectiva.

¿Y por qué es tan importante contar cuentos a los niños? Contar un cuento a un niño es tan importante y necesario como enseñarle a leer, escribir, sumar o restar. Una de las herramientas más codiciadas en el mundo laboral ya no es saber muchos idiomas, que también es importante, ni tan siquiera una carrera universitaria, que también, sino ser CREATIVO. Aquel que tenga creatividad ganará mucho dinero. Y la creatividad se enseña, se cultiva desde pequeño y empieza con la imaginación, con la ensoñación, y aquí es donde entra la labor del cuentacuentos.